Conócete

…en las horas quietas y silenciosas, vuestros corazones conocen el secreto de los días y noches. Mas vuestros oídos anhelan oír la vos de este conocimiento que ha descendido sobre vuestros corazones. Pero más preferís saber mediante la Palabra, que valeros del pensamiento y de la meditación. Y os afanáis en tocar con vuestros dedos el cuerpo desnudo de vuestros sueños.

Y bueno es que tengáis todos estos anhelos y aspiraciones, porque la fuente que está en vuestras almas, surgirá algún día de vuestras profundidades y bajará su torrente hacia el mar. Y el tesoro que está oculto en lo hondo de vuestro ser, se exhumará en la hora menos pensada; y sus puertas serán franqueadas.

¡Pero cuidaos de llevar con vosotros vuestras balanzas para medir con ellas vuestro tesoro oculto!
No; no midáis la hondura de vuestro conocimiento con luna medida conocida, ni con una sonda. Porque el conocimiento superior es un Mar infinito que escapa a todo peso y medida.

Sí; y no digas en tu intimidad: “He hallado la Verdad”. Di más bien: “Una verdad he hallado”.
Y no digas: “He encontrado el camino del alma”. Más vale decir: “ He visto el alma caminar en mi sendero”, porque el alma camina en todos los senderos y caminos.

El alma no camina por un solo sendero. No. Y no crece como una caña. El alma se abre como flor de loto de pétalos infinitos.

Gibrán Khalil Gibrán (1883-1931)

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No es posible…

No es posible entrar en el corazón sino pasando por la antecámara de los oídos. Los asuntos musicales, medidos y placenteros, destacan lo que hay en el corazón y revelan sus bellezas y defectos (…). Siempre que el alma de la música y el canto llegan al corazón, hay movimientos de este que prevalecen en él.

(Muhammad al-Ghazali: Ihya ukim al-din, El Cairo, 1916, vol.2)

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Buscad y hallaréis

En un tiempo remoto había un hombre que poseía un valle lleno de agujas. En uno de los días vino la madre de Jesús le dijo: “Amigo mío, el traje de mi hijo está roto y quiero zurcirlo antes de que marche al templo. ¿Quieres prestarme una aguja?.

Y el hombre no dio la aguja. En cambio, dio a la madre de Jesús un consejo, que el tenia, para que lo llevara a su hijo antes de irse al templo, que rezaba: “buscad y hallareis”.

Gibrán Khalil Gibrán (1883-1931)